La niña de la mirada triste (revisado)

La niña de la mirada triste


símbolo celta











I

En este otoño que no empieza,
en este verano que me persigue,
en este momento de terneza
diviso, fugazmente, tu mirada triste.

II
Es mi fantasía la que vuela
contrario al viento, quien sosiega
mi espíritu, iluminado cual linterna,
la ruta de mi luciérnaga en tu estela.

III
Ese viento tus cabellos flameaba,
cual vela al mástil embiste,
dejando tu piel aterciopelada
con la ternura de tu deleite.

IV
Ese donaire que desplazaba
al mover su cuerpo angelical,
ese caminar que marcaba
la zona frontal en hastial.

V
Esos ojos otrora brillantes,
catapultan tu sonrisa sideral,
ya no son luceros anarquizantes
y su benignidad no es igual.


VI
Esos labios tan sensuales,
resaltando tu cara tan serena,
navego con rumbo a tu tristeza
divisando, niña, lágrimas en vela.

VII
Por qué la niña está triste?
Con esa sonrisa acrisolada
que oscurece tu mirada,
 gestos fugitivos al despiste
nublan la claridad del alma.

VIII
Por qué está triste la niña?
El pasado regresa a tu vida,
el futuro tu presente eclipsa,
regálame esa sonrisa nuevamente:
tu cenit que más enternece.

IX
El garbo perenne en tu caminar,
la danza en tus movimientos visa,
mostrando curvas de una diva
que, interiormente, despierta
el deleite de volver a verla.

X
Por qué está triste la niña?
Rememoro tu tierna sonrisa,
tu voz aterciopelada ya no mima
con la suavidad de tu timbre envolvente
creando esa sensación de paz fugazmente.

XI
Por qué diviso tu mirada triste?
Regala al viento una sonrisa viva
con la dulzura de una niña;
dando muestras de un presente
de júbilos pasados muy rusientes.


XII
Ya no está triste la niña?
La niña muestra alegría,
sus ojos recuperan la brisa
que enternecen nuestro ambiente
con dulzura sideral en su poniente.

XIII
Ya no está triste la niña,
su voz alejada de la melancolía,
propaga su melodía  cual camelia
enamora con su olor nuestro presente,
embelesando con su mimo refulgente.


XIV
Esa tu tierna sonrisa de niña
cautiva sentimientos día a día,
Impulsa, interiormente, la algarabía
que conduce a momentos complacientes
divisando tus muecas, niña, eternamente.

XV
Lucharemos porque esa mirada tan mustia
no se apodere más de tu tierna sonrisa;
no pierdas en tu interior la suavidad
que nos permita disfrutar, apaciblemente,
del desfile de tu galantería constantemente.

XVI
Ya sonríe fervientemente nuestra niña,
nos impregna de aura su alegría
regando nuestra mirada de vivencias,
mostrando su rostro acaloradamente
volcánico para sentirlo perennemente.

XVII
Darte las gracias quiero en este día,
por obsequiarme esas palabras escritas,
ignorando la razón de tu tristeza,
el cobijo de mi hombro siempre estará vigente
con ternura, fortaleza y calor resplandeciente.






Otoño de 2014





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